Varios miles de personas marchan por la vida en Portugal
30-MARCH-23 • ALL •
Como cada año desde hace 11, la marcha por la Vida reúne a todas las asociaciones y partidos políticos provida en una marcha cívica que discurre en varias ciudades portuguesas (9 en esta edición) con Lisboa a la cabeza. La organiza la Federación Portuguesa por la Vida que gracias a un pequeño grupo de voluntarios gestiona los materiales como pancartas, carteles, camisetas y merchandising, los llevan en sus propios coches particulares y los reparten a los varios millares de participantes que se reúnen en la bella plaza Luis de Camões, en mitad del barrio lisboeta de Alfama.
A diferencia de la marcha de Madrid, donde no se ven ni consignas ni símbolos de ningún partido político, la Caminhada pela Vida portuguesa no esconde las diferentes organizaciones que la componen, incluidas las políticas, y, de hecho, el ambiente es más reivindicativo, más típico de una manifestación. Hay un verdadero bosque de pancartas de diferentes colores y mensajes. Esto no quiere decir que no haya unidad en el mensaje: el valor de la vida, su dignidad, su defensa legal en todos los estadios, desde la concepción hasta la muerte natural. El lema más oído: Viva la vida (Viva a vida). De hecho, el vicepresidente de la federación, Antonio Pinheiro, ha estado en varios cargos políticos a diferentes niveles y en la federación conviven políticos con ONG.
El gobierno portugués, socialista, intenta desde hace años legislar a favor de la eutanasia, aunque aún no lo ha conseguido, y también ampliar los plazos para poder abortar hasta las 14 semanas.
La marcha discurre por varias calles estrechas del corazón de la capital portuguesa. Están llenas de turistas que observan con cierto asombro. ¿No eran los portugueses gente tan pacífica y tranquila? Pues unas calles más allá (apenas un kilómetro) los sindicatos de izquierda se manifiestan en una plaza cercana por un aumento de salarios. Paula Simões, voluntaria de 40 Dias pela Vida en Lisboa comenta algo perpleja que unos se movilizan por vivir mejor, con una mejor economía, pero en la marchas implemente se pide la defensa del derecho a vivir algo a lo que tantos bebés no nacidos no pueden ni siquiera aspirar.
El público ve pasar la marcha y los mensajes como quien ve pasar el tren o los barcos del puerto. No hay reacciones, ni a favor ni en contra. Siguen tomando sus cafés sentados en las terrazas y conversando de sus cosas, disfrutando del día soleado y templado de mediados de marzo. Los turistas hacen cola junto al famoso ascensor histórico mientras fotografían o se entretienen con sus móviles. El guía quizá no les avisó de esta actividad.
El acto termina en la monumental plaza de Pedro IV en el barrio de Rossio, donde intervienen en un pequeño escenario con megafonía, Antonio Pinheiro, XXX, y Lourdes Varela, coordinadora de 40 Días por la Vida en Iberoamérica. Lourdes apela a cada uno de los presentes: “Lisboa tiene una misión en el mundo. Cada uno de ustedes también, y nadie la va a hacer por ustedes”. Y explica que la campaña de Lisboa lleva 13 años rezando frente a la Clínica Dos Arcos, por las vidas de los bebés, las almas de las madres y de los trabajadores del abortorio. Llama la atención el hecho de que todos los médicos en Portugal son objetores de conciencia, pero vienen doctores españoles a ejecutar los abortos. Qué triste contribución transfronteriza.
Paula Pimentel, líder de campaña de Lisboa, y Paulo, un voluntario ya muy experimentado, nos enseñan el centro de ayuda al embarazo que tienen justo en frente de este abortorio que centraliza el 30% de los abortos de todo el país, más de 4.000 al año. En el pequeño centro tienen una capilla con el Santísimo Sacramento expuesto y una preciosa escultura de color blanco de la virgen recogiendo en una copa la sangre de Nuestro Señor en la cruz. También disponen de una pequeña cocina donde se puede tomar algo, hacer café, y está llena de productos de primera necesidad para las embarazadas, pañales, comida para bebés, ropa, cochecitos, capazos. Afuera cuelgan una gran fotografía a color de la Madre Teresa de Calcuta y una figura de tamaño natural de la Santísima Virgen. Las vigilias las organizan, por el momento, desde la página web que ellos mismos han organizado: 40diaspelavida.org
A diferencia de la marcha de Madrid, donde no se ven ni consignas ni símbolos de ningún partido político, la Caminhada pela Vida portuguesa no esconde las diferentes organizaciones que la componen, incluidas las políticas, y, de hecho, el ambiente es más reivindicativo, más típico de una manifestación. Hay un verdadero bosque de pancartas de diferentes colores y mensajes. Esto no quiere decir que no haya unidad en el mensaje: el valor de la vida, su dignidad, su defensa legal en todos los estadios, desde la concepción hasta la muerte natural. El lema más oído: Viva la vida (Viva a vida). De hecho, el vicepresidente de la federación, Antonio Pinheiro, ha estado en varios cargos políticos a diferentes niveles y en la federación conviven políticos con ONG.
El gobierno portugués, socialista, intenta desde hace años legislar a favor de la eutanasia, aunque aún no lo ha conseguido, y también ampliar los plazos para poder abortar hasta las 14 semanas.
La marcha discurre por varias calles estrechas del corazón de la capital portuguesa. Están llenas de turistas que observan con cierto asombro. ¿No eran los portugueses gente tan pacífica y tranquila? Pues unas calles más allá (apenas un kilómetro) los sindicatos de izquierda se manifiestan en una plaza cercana por un aumento de salarios. Paula Simões, voluntaria de 40 Dias pela Vida en Lisboa comenta algo perpleja que unos se movilizan por vivir mejor, con una mejor economía, pero en la marchas implemente se pide la defensa del derecho a vivir algo a lo que tantos bebés no nacidos no pueden ni siquiera aspirar.
El público ve pasar la marcha y los mensajes como quien ve pasar el tren o los barcos del puerto. No hay reacciones, ni a favor ni en contra. Siguen tomando sus cafés sentados en las terrazas y conversando de sus cosas, disfrutando del día soleado y templado de mediados de marzo. Los turistas hacen cola junto al famoso ascensor histórico mientras fotografían o se entretienen con sus móviles. El guía quizá no les avisó de esta actividad.
El acto termina en la monumental plaza de Pedro IV en el barrio de Rossio, donde intervienen en un pequeño escenario con megafonía, Antonio Pinheiro, XXX, y Lourdes Varela, coordinadora de 40 Días por la Vida en Iberoamérica. Lourdes apela a cada uno de los presentes: “Lisboa tiene una misión en el mundo. Cada uno de ustedes también, y nadie la va a hacer por ustedes”. Y explica que la campaña de Lisboa lleva 13 años rezando frente a la Clínica Dos Arcos, por las vidas de los bebés, las almas de las madres y de los trabajadores del abortorio. Llama la atención el hecho de que todos los médicos en Portugal son objetores de conciencia, pero vienen doctores españoles a ejecutar los abortos. Qué triste contribución transfronteriza.
Paula Pimentel, líder de campaña de Lisboa, y Paulo, un voluntario ya muy experimentado, nos enseñan el centro de ayuda al embarazo que tienen justo en frente de este abortorio que centraliza el 30% de los abortos de todo el país, más de 4.000 al año. En el pequeño centro tienen una capilla con el Santísimo Sacramento expuesto y una preciosa escultura de color blanco de la virgen recogiendo en una copa la sangre de Nuestro Señor en la cruz. También disponen de una pequeña cocina donde se puede tomar algo, hacer café, y está llena de productos de primera necesidad para las embarazadas, pañales, comida para bebés, ropa, cochecitos, capazos. Afuera cuelgan una gran fotografía a color de la Madre Teresa de Calcuta y una figura de tamaño natural de la Santísima Virgen. Las vigilias las organizan, por el momento, desde la página web que ellos mismos han organizado: 40diaspelavida.org
